Google+ Boscaje: Paisaje y Turismo.

21 de junio de 2012

Paisaje y Turismo.




Es de advertir que desde hace mucho tiempo se viene estudiando las interacciones entre los valores naturales, paisajísticos y turísticos, a través de las relaciones que con el entorno transmiten las gentes que habitan los lugares y espacios que se visitan por turistas. Entre otras consideraciones, las conclusiones de estos estudios sirven a modo de "certificación turística" para recomendar, atraer y fidelizar más visitantes a un determinado territorio.

Es el resultado que suelen ofrecer empresas especializadas en calificaciones turísticas para tour operadores exigentes o "selectos" y otras empresas del sector, que buscan nuevos escenarios para diversificar más un segmento especializado del turismo, según el tipo de clientes potenciales que atienden y movilizan. Además, de servir de referencia para un sector de turismo libre y no de masas, que se deja asesorar por estas empresas: sus líneas de comunicación y editoriales afines que valoran -certifican- áreas y territorios con elementos de calidad patrimonial, ambiental y la propia estancia.

Los parámetros son múltiples para valorar esa calidad ambiental que explica, en gran medida, la calidad del paisaje de un territorio que se quiere mostrar a los clientes y las actividades turísticas que se pueden desarrollar en él. Por tanto, el paisaje y sus entornos, sus aspectos y cuidados definen y hablan bastante del paisanaje: las gentes del territorio que van a oficiar, pasiva o activamente, de "anfitriones y mecenas" turísticos, sin duda.

No hay que olvidar que la relación entre calidad turística y patrimonio es muy estrecha, considerando también patrimonio los valores naturales, no solo de las figuras calificadas de protegidas, si no también los valores del entorno inmediato más simples, esto es, la ¡¡¡calidad de trato de los habitantes con su pueblo y entorno!!!. Su río, sus montes, espacios públicos, instalaciones y servicios que dispensan a los habitantes del lugar y que se refleja en la "calidad visual": limpieza, orden, gusto, esmero, cuidado, silencio, etc. En definitiva, cómo se gestiona el entorno por las autoridades locales y como lo hacen suyo los habitantes...









De la misma manera que se entiende lo anterior, así se comprende mejor que ocurre cuando no se acepta del todo o nada un turismo que calificamos de "no ser de calidad" porque no deja recursos económicos suficientes. Hemos de decir que parte de ese razonamiento no lo ganaremos jamás teniendo en cuenta que una forma de seleccionar, o mejor, de elegir lo que queremos es gestionando mejor nuestros recursos  para ofrecer una imagen realmente de calidad.

Gestionar recursos en este territorio no es nuestro fuerte, ya que carecemos de convicciones sobre materias y cuestiones que no nos tomamos en serio. En general, somos muy malos en las "terminaciones de obra" (herencia de la cultura del destajismo), esto es, nos falta profesionalidad o ésta no se acompaña con resultados... Y al lado de un monumento lo hacemos acompañar de suciedad, basura o lo rematamos con elementos no afines a la escena o categoría, que hacen del conjunto una pésima calidad: una imagen de descuido, desidia e ineptitud. Algo que determina una calificación psicológica por parte del "turismo de nivel" que cala poco a poco, tácitamente, para que marche en retirada.

No es suficiente creer que con los valores naturales que nos rodean ya tenemos el turismo garantizado. Porque garantizado ya no tenemos ni lo mínimo estipulado hace años con la segunda residencia, que ni es turismo ni deja lo que todos decían que dejaba. Esta ya es otra razón más de peso para espantar el turismo verdadero, de calidad, y fuente de ingresos más constantes y continuados.

El turismo verdadero es aquel que no deja huella, que pasa desapercibido, que no se hace notar, "no grita"... Y eso si, busca cualidades específicas para su estancia como el silencio, quietud y calma como premisa para el disfrute vacacional y de una lógica exigencia a los anfitriones para consigo mismos, que agradecen para ellos mismos...

El trato que dispensamos a nuestro entorno está bajo mínimos como para exigir nivel, caché o categoría turística. Lo vemos en el poco respeto a la arquitectura vernácula que la hemos tuneado y chaletizado en paradigmas de estilos "alpinos", suizos, etc... Quizá por un absurdo remordimiento o complejo de inferioridad por proceder de la borda y el fiemo, de la sencillez y la pobreza. Como si el resto de los europeos no supieran de qué se ha vivido en la montaña... 

Los franceses del otro cote se ríen de esta falsa y rimbombante riqueza nuestra de cuarto de hora. Nos faltan otros tres cuartos de hora para vivir con dignidad e intentar ser nosotros mismos trabajando con oficio y no especular con un patrimonio familiar que no está conseguido en menos de tres generaciones...y que ya se ha dilapidado. Ahora el problema es de tiempo, ya que el "paisaje humano" que va a quedar es de emigración y soledad, más que nunca, pues algunos ya saben que no hay tiempo para enmendarlo,  ni siquiera para los jóvenes.


Por otro lado, el entorno. El entorno que se queda después de esta fiesta en algunos pueblos donde todavía proliferan los vertidos a la vista y en cualquier sitio, sobre todo, en lugares sensibles como riberas y sotos de ríos o en sus terrazas,  taludes o en barrancos...


Vertido incontrolado en la glera del Sía, entre Orós Alto y Biescas.












Vertido histórico en el barranco de San Bartolomé de Gavín (pasado el túnel).


Patrimonio en abandono

La manera de trabajar aspectos ambientales (conceptos visuales y paisajísticos) con tan poca profesionalidad se ven en múltiples detalles por doquier. Por ejemplo, las podas de arbolado en el acceso a un elemento BIC (Bien de Interés Cultural) y dentro del entorno de Espacio Natural de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala como es San Bartolomé de Gavín: se utiliza una potente astilladora para refaldar las ramas de los árboles junto a la pista asfaltada...porque las ramas bajas molestan. Pero, en vez de generar trabajo para alguien del pueblo o de la zona haciendo las podas con motosierra telescópica como profesionales y conocedores del medio, se encarga a una empresa que con su potente maquinaria, no apropiada para este trabajo y en una hora, te hace un kilómetro de desastres.



Puestos a comprender..., quien decide no sabe lo que hace, pero ¿y el departamento de medio ambiente, sigue de esta guisa? No estamos en una pista cualquiera por la que también se desembosca y salen camiones y tractores forestales de un aprovechamiento de los montes próximos. Es una acción concreta, puntual y localizada, sin mayores riesgos de "daños colaterales" en la ejecución de la misma que la realizada en un tratamiento forestal. 










Dice tanto de lo que somos que sobra comentario. Y no hablo de sensibilidad que puede discutirse como apreciaciones subjetivas y personales de cada uno. Hablo de falta de profesionalidad, por tanto, de baja cualificación en la ejecución de trabajos que dan un perfil bajo de "saber hacer", de mala gestión y nulo respeto al entorno que revierte en una calificación psicológica negativa que repulsa y expulsa el turismo que pudiera tener querencia por nuestro territorio. La mediocridad está por doquier y la exponemos al turismo sin vergüenza ni tapujos...El trato que damos al entorno es vejatorio para nosotros mismos, sin más...





Vertidos sobre el álveo de la tulibana, Sabiñánigo


 


Vertido indiscriminado en la Tulibana, frente al matadero.
Educación y descanso...contra el patrimonio local.

Cualquier sitio es buen lugar...


Cualquier rincón de la población es ideal...al lado de un hotel.

Es en estos y muchos detalles donde nos tenemos que examinar para ser "competitivos" y lograr atraer estancias en nuestras infraestructuras hoteleras, campings y turismo rural. Tratar de lograr querencia por el turismo no es difícil, basta con tratarnos mejor entre nosostros. No sólo hay que serlo sino parecerlo y, de momento, no parecemos nada...



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